códigos QR: ¿dónde los ponemos?

código QR modusscribendi
De un tiempo a esta parte, han aparecido en todo tipo de anuncios unos dibujitos compuestos por unos cuadraditos negros sobre fondo blanco que forman a su vez otro cuadrado mayor. Como casi todo usuario de smartphone debe saber, estos dibujitos son en realidad unos códigos que pueden leerse con el susodicho smartphone, con diversas finalidades. Reciben el nombre de códigos QR (del inglés Quick Response barcode) y son el equivalente bidimensional de los cuasi omnipresentes códigos de barras (que son unidimensionales), con la ventaja respecto a aquéllos de que pueden almacenar mucha más información y de diversos tipos: desde un simple texto hasta un e-mail completo (con destinatario, asunto y mensaje). La ventaja de usar estos códigos es, obviamente, que el usuario se ahorra introducir los datos de forma manual. Y aunque en Japón vienen utilizándose con finalidades publicitarias desde hace años, su uso en nuestro país es relativamente reciente. Tal vez por lo incipiente de su uso, la ubicación de estos códigos en carteles y folletos es a menudo un tanto desafortunada.


Con algunas excepciones,
estos códigos son,
compositivamente, un
"pegote tecnológico".
Su uso en publicidad está cada vez más extendido. Hoy por hoy lo más habitual es que el código nos lleve a una página web, aunque ya podemos encontrar ejemplos en los que se va más allá y lo que se encuentra codificado en el código es un sms o un e-mail completo que, por ejemplo, permiten participar al usuario en una promoción. Puesto que nos encontramos con los códigos en momentos que estamos offline, la gente suele sentir curiosidad, escanear el código y, en su caso, visitar el enlace, lo que convierte a los códigos QR en un sistema publicitario eficaz. Eficacia que, además, puede medirse simplemente contando las visitas de latext-align: center; página en cuestión (mientras que tener un indicador de la eficacia de una campaña online es algo trivial, no sucede lo mismo con las campañas en medios tradicionales).

Con toda probabilidad, estos códigos van a ser cada vez más y más habituales. Generar un código QR está al alcance de cualquiera: puesto que existen aplicaciones online para ello, no es necesario ni instalar software para poder hacerlo.

Con algunas excepciones, estos códigos son un pegote tecnológico en un diseño de soporte gráfico convencional, sin tomar en cuenta ninguna consideración compositiva en cuanto a su ubicación. Es como si el cartel se hubiese compuesto sin contar con el código QR y éste se hubiese incorporado al final, como un elemento extraño al resto. En algunos casos, incluso se diría que el código lo ha incorporado alguien totalmente ajeno al diseño gráfico.

Ubicación del QR integrada.
Ubicación del QR ajena al resto del cartel
Claro que, si bien estas ubicaciones ajenas al resto del anuncio representan un defecto desde el punto de vista de la composición del cartel, no puede decirse que pierdan su eficacia desde el punto de vista estrictamente publicitario. En su cualidad de elementos extraños, pueden llamar aún más la atención que si hubiesen sido cuidadosamente integrados en el resto del diseño. Lo idóneo, sin duda, es contar con la presencia del código desde el inicio y también con su función, de modo que puedan tenerse en cuenta todos los aspectos del diseño que atañen a la inclusión del código en el anuncio. La imagen siguiente reproduce la parte posterior de un folleto que he hecho para Hostal Nou teniendo en cuenta el código QR desde el inicio del diseño.


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